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El país de las maravillas abandonadas

Liberia muestra un abanico de barcos y edificios abandonados con legado histórico y potencial turístico.

Un barco abandonado en la playa de Robertsport, Liberia. Foto de Albert González Farran
Un barco abandonado en la playa de Robertsport, Liberia. Foto de Albert González Farran

Hace ya más de seis años, en mi primer y único viaje a Doha (Qatar), experimenté negativas impresiones de una ciudad con rascacielos enormes, flamantes y sin ningún tipo de personalidad. Y de eso me acuerdo ahora que estoy a punto de irme de Liberia, del que tengo una buena sensación por ser un país con fantásticos escondites y sorpresas. Y entre ellas, los cientos de monumentales elementos que, por culpa de la guerra civil o del lento camino del desarrollo, han quedado abandonados. Hoteles, barcos, fábricas y muchísimas viviendas deteriorándose, deformándose y ennegreciendo con el paso del tiempo. Todos tienen su historia: trágica, curiosa o, incluso, cómica. Forman parte del paisaje liberiano. Algunos de ellos están habitados de forma espontánea por los que no tienen techo. De otros, algunos sacan un provecho económico a base de cobrar entrada a los turistas. Y todos se mantienen a exposición pública, acompañando el lento renacimiento de un país castigado, esperando que algún día la administración o una empresa privada los rehaga o deshaga para siempre. Pero mientras tanto, seguramente por mucho tiempo, seguirán regalando una personalidad que atrae.

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