La enorme motivación de los estudiantes del Sudán del Sur no se sacia con un sistema educativo deficiente.
El hambre en el Sudán del Sur es una verdad insistentemente publicada. Y la mala calidad de la educación es otra, seguramente no tan conocida. Un sistema que se basa en la repetición sin sentido de palabras hasta la saciedad, en el que los profesores no tienen una formación suficiente ni los alumnos, material adecuado, es lamentable comprobar que el nivel de aprendizaje en las aulas termina siendo insignificante, sobre todo en las zonas rurales.
Y por eso, frases como las de un joven alumno de una pequeña escuela de Bunj, en la región de Maban, sorprenden más que nunca:
– Hay dos cosas que me gustan mucho de la escuela. – ¿Cuáles son? – Aprender inglés, porque así puedo hablar con los extranjeros que venís a vernos. – ¿Y la segunda? – Esta taza de sorgo que tengo en las manos.
Es abrumadora la motivación que los niños y niñas tienen para ir a aprender a la escuela. Aparte de las ganas de comer, tienen hambre de saber más y más. Pero si no hay una mejora rápida y sustancial de los recursos y la capacidad del profesorado, se perderá la gran oportunidad de convertir toda una generación en la esperanza de cambiar un país que hace tiempo que va a la deriva.
Podéis leer más información relacionada en un artículo recientemente publicado en el dominical LECTURA del diario SEGRE de Lleida (en catalán).
Comments